domingo, 7 de marzo de 2010

UN SUEÑO: ¿Realidad o ficción? (I)

domingo, marzo 07, 2010 by Elena Escobero ·

Diario de Marta. Abril de 1992. (A los 10 años).

Querido diario.

Esta tarde he estado, como todas, en casa de mi abuela, he merendado y mientras, mi abuelo no dejaba de hablar de Felipe González. Yo le escucho, aunque no entiendo bien lo que dice. Más tarde ha pasado el coche con la bandera y la música, hemos salido al balcón y mi abuelo me ha pegado la foto de ese tal González en “el corazón…"


Diario de Marta. Febrero de 1998. (A los 16 años).

Querido diario.

Hoy he tenido un enfrentamiento con el profesor de Lengua y Literatura para no variar. Como función de delegada que desempeño, me ha costado, pero al final lo he conseguido, convencerle para cambiar la fecha del examen. Ese profesor y yo nunca nos llevaremos bien, sé que le molesta cada vez que me quejo por algún asunto, pero lo que me preocupa en realidad es poner a la clase de acuerdo, es muy difícil mas bien imposible, que todos estén satisfechos cuando conseguimos algo.


Diario de Marta. Mayo 2005. (A los 23 años).

Querido diario.

Hace cinco años muy poca gente confió en mí cuando decidí matricularme en derecho, creían que no sería capaz y que se me quedaría grande, tal era así que yo incluso llegué a dudarlo también.

Un día como el de ayer, me gradué, es cierto nadie dijo que sería fácil, pero con trabajo y esfuerzo hay pocas cosas que no se consiguen decía mi abuelo, y siempre terminaba la frase diciendo “duro que es tarde”.


Diario de Marta. Noviembre de 2060. (A los 78 años).

Querido diario.

Recuerdo cada momento de aquella mañana, el sol entraba por la ventana de la cocina, radiante, mi madre removía el café mientras le contaba la preocupación que me rondaba la cabeza, tenía y teníamos una dura jornada por delante, decía que confiase en mí y que me tomara las cosas con calma, tarea difícil para mi, “mujer de poca fe” terminaba diciendo. Cogí el coche, destino Mérida, tres de Abril de 2009, orden del día; proposición para cerrar la central nuclear de Almaraz.

Han pasado muchos años, cuando discutíamos si debía cerrarse la central nuclear de Almaraz y con ellas muchas otras que superaban su fecha de caducidad. Después de tanto debate, ¿quién nos diría que España no tendría centrales nucleares? No sólo no se derogó la moratoria nuclear sino que se fueron cerrando todas y por extensión ningún municipio tuvo que ver el enfrentamiento entre sus vecinos por instalar los polémicos cementerios nucleares. Debate que enfrentaba la necesidad de la creación de empleo frente a la calidad de vida de sus ciudadanos. Finalmente priorizó el bienestar y la seguridad. El tiempo demostró a todos que elegimos el camino acertado. Hoy nos abastecemos con energías renovables.

Respecto a la creación de empleo, empleo estable, no soluciones cortoplacistas, fue creciendo. Se propusieron medidas por parte de expertos imparciales y objetivos que fueron adoptadas por el Gobierno, cuya repercusión fue la creación de riqueza por parte del sistema financiero, pues se empezó por fin a prestar dinero a los bancos, a las empresas y particulares, paso a paso nuestra sociedad y nuestro estado social fue salvando las grietas, cerrándose por tanto el ciclo y con ello la llegada de la estabilidad. Y en todo ello Gobierno y Oposición extremeños desempeñaron un plausible papel que generó confianza, empleo y estabilidad en el pueblo extremeño y también en ello tuve el privilegio de aportar mi grano de arena, mi función era un privilegio.

Pero eran tiempos complicados, con cambios. ¿Quién nos diría que la aplicación del Plan Bolonia mejorase la calidad de la enseñanza universitaria? Por ejemplo. Esta que estaba llena de “goteras” con la llegada de la revolución docente y discente solucionó los problemas existentes en aquellos años.

¿Quién nos diría que la lucha antiterrorista daría su fruto? La banda terrorista ETA, cuyo objetivo, sin importarle los medios, era la construcción de la nación vasca. La izquierda radical por aquellos años terminó con la vida de guardias civiles, policías, concejales, víctimas con nombres y apellidos, que servían al pueblo. Al fin, basándonos en el estado de derecho, ETA abandonó las armas y para siempre.

5 comentarios:

Luis Salaya dijo...
7 de marzo de 2010, 9:15

Muy original, me ha gustado.

Espero que cuando miremos atrás veamos estos años como los años en que se terminó con ETA, los años en que cambió la universidad, se apostó decidida y claramente por las renovables, se frenó a los neocons... Para que digan que está todo hecho.

Paco Centeno dijo...
7 de marzo de 2010, 9:32

Yo creo que debo reservarme para la parte II, ¿verdad?. Bonito y quizás no tan sueño.

Sostiene Grueso dijo...
7 de marzo de 2010, 12:01

Yo no acabo de saber si es un relato triste, o alegre, aunque desde luego no me cabe duda de que es utópico. Y no me engaño, los grandes males de la sociedad no se acaban nunca, porque por su propia naturaleza de consecuencia de estas, van cambiando en tanto se van superando, para dar lugar a otros nuevos, salvo, claro está, que las sociedades dejen de existir.

Elena Escobero dijo...
8 de marzo de 2010, 11:01

Ni triste ni alegre, es un sueño en todos los sentidos de la palabra Samuel. En todo caso, aún queda la otra parte.
Pero desde luego yo sí noto en tus palabras tristeza, como bien dices la cuestión es ir salvando esos grandes males si así los quieres llamar, yo quiero pensar que los males de ahora se superarán y espero no tanto cuanto antes sino cuanto mejor.

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...
13 de marzo de 2010, 9:26

La idea de que aunque algo no parezca factible debe lucharse por ello si es lo justo ha movido el mundo desde que existe.

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