Un pueblo que no sabe leer ni escribir es un pueblo fácil de engañar…
Así arengaba Ernesto Guevara a la multitud con el fin de estimular e incitar a los “anónimos” durante la revolución cubana. Me llamó mucho la atención esa frase y la quería enlazar con el problema que planteo a continuación.
Vengo observando, según las estadísticas en general, y en Brozas en particular, el crecimiento de la tasa de abandono escolar. Hablemos en esta ocasión de esta lacra en la educación.
El abandono escolar en España se manifiesta claramente y cada vez más, y esto se debe a factores económicos, educativos, familiares entre otros como indican los datos del Injuve. Pero lo curioso de este asunto es que no solo se trata de una desventaja social y económica ya que también se observa esta actitud en aquellos jóvenes que pertenecen a familias económicamente bien asentadas. Los datos son realmente alarmantes pues el abandono escolar en España es de los más altos de Europa, un 29,1% frente a la tasa europea de un 15,3% en 2008, siendo Malta y Portugal los que están por delante y que estos sí han conseguido disminuir las cifras.
Pues bien, una vez expuesto el problema, sus indicadores y correspondientes datos. Creo que todo ello viene dado de la mano de una falta de calidad en la enseñanza del propio profesorado, no tanto en lo sustancial sino en las formas.
El alumno no solo necesita de unos conocimientos sino que hay que despertar en él la curiosidad por aprenderlos, es a lo que llamamos motivación. Así como hizo Paco Centeno en la primera charla en la inauguración de
Creo considerablemente que entre otras muchas soluciones, dada la complejidad del problema, está en la atención y dedicación individual, está claro que un profesor no puede atender particularmente cada caso si tiene veinte alumnos en clase, pero sí hacer más hincapié en aquellos casos que sean subsanables.
Y enlazo esta idea con el caso de Brozas, la generación de jóvenes de entre 16 y 18 años, curiosamente varones, no terminan sus estudios en
Quizás en Brozas sucede porque encuentran un trabajo que les proporciona independencia económica, pero esta es una situación cortoplacista porque desencadena el fracaso laboral con el tiempo y conlleva a la precariedad.
Por todo ello considero que leer por placer es más producente que estudiar por obligación.
En definitiva y dadas las circunstancias, cambio el somos por el ¿seremos la generación mejor preparada de la historia?