martes, 22 de diciembre de 2009

¿Quién habla de ellos?

martes, diciembre 22, 2009 by Elena Escobero ·


Cuando se hace balance sobre la guerra, escuchamos como tal, el número de víctimas, entendiendo esto como aquellas personas que pierden la vida. ¿Quién habla de los pobres locos? me refiero a aquellos que se les rompe algo en su mente... hablemos de la salud mental de los supervivientes de la guerra.

Antes que nada, conviene aclara previamente que entendemos por guerra y por trastorno mental para poder abarcar con claridad este tema. A grandes rasgos podemos decir que guerra es la lucha armada entre dos bandos mediante la violencia, es decir, el rompimiento de la paz, que acarrea una serie de consecuencias como son, problemas de razonamiento, alteración en el comportamiento, de la comprensión de la realidad y de la adaptación a las condiciones de la vida, de manera que he aquí la definición del segundo término. Esto es así en aquellos que contemplan el horror de la guerra en primera persona.

Pues bien tras haber indagado sobre este tema curioso para mi, me encuentro como siempre, opiniones para todo los gustos, unas a favor y otras no tanto.

Según el estudio Neurocognition Deployment Health Study, dice que las pruebas realizadas a dos grupos de soldados antes y después del servicio en Irak, no se observa relación entre el tiempo desde el regreso a casa y la función neuropsicológica, tampoco entre la capacidad de prestar atención y TEPT, síntoma de trastorno de estrés postraumático.
En aquellos que sí participaron en un combate más intenso, sí se les observó problemas en la capacidad de concentración y aunque pudiera ser importante las deficiencias identificadas, fueron leves y en todo caso, son problemas que pudieran resolverse con un tratamiento.

Sin embargo, según un artículo del periódico el País, afirma que hay tasas muy altas de suicidio del Ejército estadounidense.
Elizabeth Whiteside, formaba parte del ejército aunque no estaba en servicio activo, era una paciente de un centro psiquiátrico, que intentó poner fin a su vida con un puñado de pastillas antidepresivas y cito textualmente "mientras esperaba la decisión del Ejército de si enfrentaba una corte marcial por poner en peligro a un compañero de armas y apuntarse ella misma con un arma en Irak".

Es cierto que en la contraposición de ideas, las evidencias en primer lugar se trata de un estudio de un grupo de soldados y en segundo lugar hago alusión a un caso concreto, sí, pero uno de tantos porque estas cifras van en aumento.

En definitiva, no creo que haya que remitirse a muchos datos para intentar imaginar la salud mental que pueda tener una persona cuando ha presenciado el lado más oscuro del ser humano y el horror del desastre. Ya que de por sí puede ser una tarea difícil de entender qué pasa y porqué, más aún lo será olvidar o en su defecto vivir con ello para siempre.



12 comentarios:

Manuel Moralo dijo...
22 de diciembre de 2009, 22:42

Enhorabuena por haberte metido en el mundo de los blogs, Elena.

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...
23 de diciembre de 2009, 0:21

La luz que es la verdad. No se te olvide nunca amiga. Siempre la verdad para que siempre la luz.

Elena Escobero dijo...
23 de diciembre de 2009, 0:50

Dudo que se me olvide, amigo Juan Antonio.

María dijo...
23 de diciembre de 2009, 10:13

Hola Elena, muy interesante eso de lo que hablas. Pero me sugiere una pregunta, que seguro que tiene respuesta desde la sociología y la psicología pero en las que yo no he profundizado bastante, así que aprovecho que sacas el tema:
¿será entonces que tras una guerra suena click en algunas (muchas) mentes? ¿los alemanes normales que tras la IIGM se convirtieron en verdugos y cómplices con sus vecinos responden a un perfil estudiado?

Saludos,

Elena Escobero dijo...
23 de diciembre de 2009, 14:17

Hola María, buenas preguntas y complicadas respuestas.
Sinceramente creo que sí, que algo suena en las mentes, pero matizo, es cierto que hay infinidad de perfiles; los soldados, los que experimentaban con humanos, resto de la población civil... . Creo que el estado de shock se manifiesta, ahora bien y es a donde quería llegar: la cuestión es ¿cómo lo hace? supongo que en función de la debilidad y sensibilidad de las mentes, ya que imagino que el ser humano por naturaleza segrega una "anestesia que le inmuniza", pero que a pesar de todo, deja secuelas.

Sostiene Grueso dijo...
23 de diciembre de 2009, 14:39

Hola Elena, bienvenida al mundo de los blog.

El tema es ciertamente interesante. Pienso que las personas sometidas a experiencias traumáticas de ese calibre es absolutamente normal que presenten comportamientos mentales irregulares, más bien, yo diría que no sería muy normal que no las presenten.

Saludos.

María dijo...
23 de diciembre de 2009, 23:28

Ya hombre, pero yo me refiero no sólo a un día después ni a una semana.
Como creo que vendrán por aquí el Magnífico y el Académico (qué nivel), ahí les dejo también a ellos la pregunta.

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...
23 de diciembre de 2009, 23:44

Los alemanes normales responden al perfil de ser normales. Constantemente menospreciamos la importancia de la política en la vida cotidiana, como si fuera un asunto adicional, estético, no sé si me explico. La obra de Milan Kundera es una constante explicación de todo ello. Nos toca vivir una época y nos adaptamos a ella. Y esa adaptación admite un análisis sociológico, psicológico, económico, e incluso moral. Pero descontextualizar sólo lleva al absoluto, es decir al error absoluto. Nos toca una época y ello nos marca. Añadiría que hay dos tipos de épocas: las tremendas y las aburridas. A mis padres les tocó vivir la tremenda, yo, afortunadamente, a partir de cierta edad ya viví la aburrida, vosotros vivís la aburridísima, y os diré sinceramente que creo que mi hijo volverá a vivir la tremenda.
Es estupendo conversar con vosotros.

Elena Escobero dijo...
24 de diciembre de 2009, 2:23

Estoy de acuerdo con el académico. Precisamente anoche le cuestionaba este tema a mi maravilloso padre, y dijo: no han sido tanto almas inhumanas, sino adaptados a su realidad.

Paco Centeno dijo...
25 de diciembre de 2009, 15:27

Cuando no queremos "ver" una realidad algunos ponen en marcha, de manera no consciente, un mecanismo molecular complicado que denominamos de plasticidad sináptica, interrumpiendo las conexiones que se generaron en el hipocampo y que permitían traer esos recuerdos adquiridos durante la guerra. Es como guardarlos y tirar la llave. Y es un mecanismo adaptativo, como vivir en la tremenda o en la aburrida.

Pues bien, los que no consiguen activar ese mecanismo para tirar la llave terminan mal, frecuentemente suicidándose.

No entro en las proteínas que participan, pero son la leche. Con perdón.

María dijo...
27 de diciembre de 2009, 23:45

Gracias Paco, mancantao tu explicación.
Seguiremos hablando, porque lo que yo quiero que me expliques es lo de después, es que los alemanes (son un ejemplo) señalaban a sus vecinos judíos a las SS sabiendo lo que eso suponía.

Feliz navidad a todos!

Paco Centeno dijo...
28 de diciembre de 2009, 8:30

María, el miedo es otro de los mejores mecanismos para activar la plasticidad sináptica. Hace años, ahora bastante menos, se utilizó mucho para la doma de animales salvajes.
Ahora se usa en Guantánamo.
Besitos

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